La Magia de Poder Cambiar.

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Anclajes Mentales para el Buen Humor Productivo

Hábitos y Anclajes

Un Blog para recorrer FRASES o CONCEPTOS como en LA ACADEMIA y poder pensar o discutir como en el LICEO!
LA IDEA ES QUE CON ESTOS CONTENIDOS SELECCIONADOS APRENDIDOS Y UTILIZADOS, PUEDES, SIN DUDA ALCANZAR EL BUEN HUMOR PRODUCTIVO PERSONAL!

viernes, 7 de diciembre de 2012

MALAS PALABRAS? Bueno esta es una...

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Es una palabra difícil de recordar, tiene un significado que pretendemos ignorar en nuestros hábitos diarios, pero, la verdad es que, nos acostamos con ella y lo que es peor, nos levantamos con ella, pero, como no la queremos reconocer, preferiblemente la ignoramos, entonces, se enseñorea en nuestras conductas habituales impidiendo tomar el camino correcto en el momento correcto... TAL VEZ POR ELLO, CON ESTOS ANCLAJES MENTALES VISUALES REUNIDOS EN UN POSTER (o en una serie de ellos) pudimos desentrañar cada acertijo en el laberinto de dudas que habíamos fabricado...

La procrastinación

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La contemplación es la puerta al descubrimiento y la curiosidad la fuerza que te impulsa a salir para vivir una nueva aventura!

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CUENTA HASTA TRES Y LEE BIEN ESTO...

La procrastinación(del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.

Se trata de un trastorno del comportamiento que tiene su raíz en la asociación de la acción a realizar con el cambio, el dolor o la incomodidad (estrés). Éste puede ser psicológico (en la forma de ansiedad o frustración), físico (como el que se experimenta durante actos que requieren trabajo fuerte o ejercicio vigoroso) o intelectual. El término se aplica comúnmente al sentido de ansiedad generado ante una tarea pendiente de concluir. El acto que se pospone puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, por lo cual se autojustifica posponerlo a un futuro sine die idealizado, en que lo importante es supeditado a lo urgente.

También puede ser un síntoma de algún trastorno psicológico, como depresión o TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad).

La procrastinación como síndrome que evade responsabilizarse posponiendo tareas a realizar puede llevar al individuo a refugiarse en actividades ajenas a su cometido. La costumbre de posponer, si bien no se ha demostrado cabalmente, puede generar dependencia de diversos elementos externos, tales como navegar en Internet, leer libros, salir de compras, comer compulsivamente o dejarse absorber en exceso por la rutina laboral, entre otras, como pretexto para evadir alguna responsabilidad, acción o decisión.

Este problema de salud no necesariamente está ligado a la depresión o a la baja autoestima. El perfeccionismo extremo o el miedo al fracaso también son factores para posponer, como por ejemplo al no atender una llamada o una cita donde se espera llegar a una decisión.

Existen dos tipos de individuos que ejecutan esta acción: procrastinadores eventuales y procrastinadores crónicos. Los segundos son los que comúnmente denotan trastornos en los comportamientos antes mencionados.

Algunos autores afirman que existen en la actualidad conductas adictivas que contribuyen a este trastorno de evasión: se refieren, por ejemplo, a las adicciones que, según algunos expertos, existen a la televisión, a la computadora o al sexo, sobre todo a través de Internet. Otros autores afirman que tales adicciones no existen. No obstante, a pesar de que ya hay propuestas de tratamiento para este tipo de problemas conductuales (terapia cognitivo-conductual, sobre todo, que incluye, por ejemplo, la aplicación de opciones en la propia computadora para bloquear voluntariamente el acceso a las páginas de pornografía), se trata de un tema muy nuevo, en el que aún hace falta realizar mucho trabajo de investigación.

Por otra parte, el llamado "síndrome del estudiante" (el hecho de que muchos estudiantes pospongan la entrega de sus trabajos hasta el último minuto del día de la fecha límite) está presente, al parecer, también en otros grupos sociales: en las temporadas en las que se acerca la fecha límite para pagar los impuestos (para presentar las declaraciones mensuales o anuales), las oficinas donde se llevan a cabo esos trámites (los bancos, por ejemplo) se saturan de personas que asisten a realizar ese trámite sólo hasta el último momento. Asimismo, se padece procrastinación al coleccionar muchas opciones, como excusa para no decidirse por alguna acción en concreto.

La procrastinación, en particular, es un problema de autorregulación y de organización del tiempo. Su solución consistiría, entre otras cosas, en lograr una adecuada organización del tiempo, concentrándose en realizar las tareas importantes que tienen un plazo de finalización más cercano. Quien pospone o procrastina una decisión, por no sentirse preparado -esperando que todo se resuelva por sí solo- suele aducir que lo hará después «... en cuanto tenga tiempo», con lo que está presentando, en el fondo, una conducta evasiva.

Bases psicológicas y de personalidad

William Knaus, en «Superar el hábito de posponer», propone una serie de características personales que son propias de las personas con tendencia a la postergación:1

  • Creencias irracionales: basadas en una pobre autoimagen y autoconcepto de sí mismos que les hace verse como inadecuados o incompetentes, o ven al mundo con demasiadas exigencias que no se ven capaces de cumplir.
  • Perfeccionismo y miedo al fracaso: postergar, y justicar un resultado final por falta de tiempo, sirve de excusa para evitar el miedo al fracaso, en tareas donde no hay garantías de éxito. Son personas perfeccionistas y autoexigentes, que se marcan metas poco realistas.
  • Ansiedad y catastrofismo: el cúmulo del trabajo supone un cúmulo correlativo del nivel de ansiedad. La dificultad para tomar decisiones y la búsqueda de garantías de éxito antes de iniciar una tarea provoca finalmente sentimientos catastrofistas, y como resultado se sienten saturados e indefensos. Pueden sentir autocompasión de sí mismos, escudándose en que no son aptas para las exigencias del mundo que les ha tocado vivir.
  • Rabia e Impaciencia: las exigencias desmesuradas y el catastrofismo provocan también rabia e impaciencia. Pueden surgir ideas del tipo «yo debería ser capaz de realizar esto solo» «¡qué idiota que soy!» o «¡no puedo tolerar esta ansiedad!». Estas personas perfeccionistas, al no cumplir con las metas que se marcan, se muestran agresivas contra sí mismos. Terminan atrapadas en un círculo de enfado-rebelión que empeora su rendimiento.
  • Necesidad de Sentirse Querido: el deseo de realizar tareas en base a la recompensa en forma de amor o aceptación de los demás. La creencia que subyace es: «todos deberían amarme para poder amarme a mí mismo». Basa su valía como persona en la aceptación y atención recibida. Si se les recompensa con sus demandas implícitas se sienten fuertes psicológicamente y por el contrario se sienten inválidas cuando no obtienen lo que desean. Por ese motivo estas personas aceptan todo tipo de demandas de los demás con el fin de agradar.

Tipos de procrastinación

Existen tres tipos de procrastinación:

  • Por evasión, cuando se evita empezar una tarea por miedo al fracaso. Es un problema de autoestima.
  • Por activación, cuando se posterga una tarea hasta que ya no hay más remedio que realizarla. Es un problema contrario al anterior.
  • Por indecisión, típico de las personas indecisas que intentan realizar la tarea pero se pierden en pensar la mejor manera de hacerlo sin llegar a tomar una decisión.

Frases populares relacionadas

Un famoso refrán que combate la procrastinación es el que dice: «No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». En el mundo anglosajón se dice: «La procrastinación es el ladrón del tiempo». También podría decirse que la procrastinación es el ladrón del deseo[cita requerida]. Otra frase relacionada es: «Analysis Paralysis».

Existe una teoría1 que habla de la inexistencia de la llamada "Ciberadicción". Tal teoría se basa en:

  • El término "adicción a Internet" fue originalmente una broma de correo electrónico.1
  • La adicción a Internet no figura en el DSM IV, el manual más utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, editado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y tampoco ha sido aceptada por la Asociación Americana de Psicología. Los defensores de su existencia se escudan en que la red Internet es aún muy nueva y por eso no ha sido aún aceptada la existencia de esta adicción por las principales asociaciones profesionales. Actualmente se encuentra en debate2 su inclusión o no en el DSM V (cuya edición se prevé para mayo del 2013).

Consideraciones

Un usuario normal puede llegar a experimentar una singular fascinación cuando se conecta a Internet y comienza una sesión de navegación, o hace uso de otros servicios como el correo electrónico, los canales de noticias, los servicios de FTP(servicios de descarga) o el uso de un IRC(chats).

El uso de estos servicios supone que los tiempos de conexión vayan aumentando. El problema es, ¿cuál es el límite de tiempo diario, dedicado a Internet, para afirmar que se padece una adicción? Es de sobra conocido el fenómeno que se produce ante la adquisición de un reproductor de videojuegos. Algunos estudios demuestran que aparece una gráfica de utilización que se caracteriza por altas frecuencias de uso en las primeras semanas. Dicha curva va descendiendo, de manera progresiva, hasta estabilizarse en valores que representan una fracción de los períodos iniciales.

Se pueden establecer ciertas analogías entre la adicción a Internet y el juego patológico, la adicción al tabaco, el alcoholismo o las compras compulsivas, aunque no hay que olvidar que, en este caso, no existe una sustancia responsable de la conducta adictiva.

Los datos suministrados por los proveedores de Internet demuestran que los principales objetivos de búsqueda en Internet son los lugares relacionados con el sexo (especialmente los de pornografía). La búsqueda de estas páginas y su utilización posterior suele consumir una gran parte del tiempo de un buen número de usuarios, por lo que sin ningún género de dudas deberíamos considerar este tiempo con relación a su objetivo último y no juzgarlo con el mismo criterio que el dedicado a la navegación, por sí misma.

En general, se debe huir de las generalizaciones basadas en casos particulares, si bien este es el tipo de material que suele aparecer en las publicaciones, tanto escritas como de Internet.

Algunas personas presentan verdaderos problemas derivados de su afición a los ordenadores y al ciberespacio. Cuando se es despedido del trabajo, se abandonan los estudios o una persona se encuentra inmersa en una demanda de separación a causa de esta actividad se puede sospechar la existencia de una adicción.

No obstante las "adicciones" en sentido amplio pueden ser saludables, patológicas o una mezcla de ambas. De este modo una persona que se sienta fascinada por su hobby y en el que invierte cantidades ingentes de tiempo tiene la posibilidad de aprender, fomentar la creatividad y comunicarse. La dificultad se sitúa en el punto en que debe trazarse la línea entre un uso intenso de la tecnología y la aparición de las consecuencias derivadas directamente de la actividad. Pensemos, a modo de ejemplo, en aquellos casos en que una deficitaria relación de pareja se ve parcialmente compensada por la comunicación con otras personas mediante el IRC. Tampoco debemos olvidar como hasta hoy no existe de modo oficial este trastorno, puesto que el conjunto de síntomas que se describen todavía no ha demostrado ni consistencia ni fiabilidad.

Según el catedrático Enrique Echeburúa la adicción llega cuando esa afición <<interfiere en tu vida cotidiana o no se busca esa conducta para pasarlo bien, sino para no pasarlo mal>>. En términos muy similares se expresa el psiquiatra Francisco Alonso-Fernández que señala como los problemas aparecen cuando <<existe una absoluta necesidad de desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo>>.

Qué se entiende por adicción a Internet

John Suler señala la existencia de dos modelos básicos de la hipotética adicción a Internet.

  • El primero de ellos hace referencia a aquellos sujetos muy aficionados e interesados por sus ordenadores que utilizan la Red para recoger información, jugar en solitario, obtener nuevos programas, etc. pero sin establecer ningún tipo de contacto interpersonal (más que el necesario para lograr sus propósitos).
  • El segundo tipo lo constituirían aquellos sujetos que frecuentan los foros, Chats y listas de correo. Todos ellos tienen en común la búsqueda de estimulación social. Las necesidades de filiación, de ser reconocidos, poderosos o amados subyacen a este tipo de utilización de la Red.

En oposición a ellos, los sujetos del primer grupo evitan el "caos" interpersonal que puede generar cualquier canal de IRC. Para ellos la necesidad de control y la predictibilidad son elementos esenciales.

Cuando el uso de Internet interfiera de un modo significativo las actividades habituales es cuando podrá ser considerado patológico. Sin embargo la interferencia sobre los hábitos de vida no es un criterio estable ya que varía tremendamente de unos sujetos a otros, variando en función de las disponibilidades de tiempo, dinero y de numerosas circunstancias tanto personales como familiares. Algunos psicólogos norteamericanos consideran que las nuevas tecnologías son, por sí mismas, adictivas, ya que los patrones de comportamiento son similares a los del juego patológico o la bulimia.

Diagnóstico

Un borrador propuesto recoge los siguientes aspectos:

  • Tolerancia (definida por los siguientes criterios):
    • Necesidad de incrementar las cantidades de tiempo conectado a Internet para lograr la satisfacción.
    • Disminución del efecto con el uso continuado de similares tiempos de conexión.
  • Abstinencia, manifestada por las siguientes características.
    • Síndrome de abstinencia.
      • Reducción o cesado del tiempo de conexión (cuando se han dado períodos de tiempo prolongados de uso intenso).
      • Dos o más de los siguientes síntomas aparecen después de unos días y hasta un mes después de haberse producido el punto anterior.
        • Agitación psicomotriz.
        • Ansiedad.
        • Pensamientos recurrentes acerca de lo que estará ocurriendo en Internet.
        • Fantasías o sueños acerca de Internet.
        • Movimientos voluntarios o involuntarios similares a los que se efectúan sobre un teclado.
      • Los anteriores síntomas producen malestar o deterioran las áreas social, ocupacional o cualquier otra área vital.
      • El uso de Internet o de otro servicio on-line es preciso para aliviar o suprimir los síntomas abstinenciales.
    • Se accede a Internet mas a menudo o durante períodos de tiempo mas prolongados de los que se había planeado.
  • Existen propósitos persistentes e infructuosos de suprimir o controlar el acceso a la Red.
  • Se invierte una cantidad de tiempo notable en actividades relacionadas con Internet, (adquisición de libros, pruebas de nuevos browsers, organización del material descargado, etc.).
  • Las actividades sociales, profesionales o de recreo disminuyen o desaparecen a causa del uso de Internet.
  • Se permanece conectado a pesar de saber que ello supone un problema persistente y recurrente de tipo físico, social, laboral o psicológico (privación de sueño, conflictos matrimoniales, negligencia laboral, sentimientos de abandonar a los seres queridos...).

Aún no existe un perfil bien definido del adicto a Internet. En general, se trata de sujetos jóvenes, preferentemente varones, con un elevado nivel educativo y cultural habilidosos en el uso de la tecnología informática. Se especula con la existencia de un subgrupo de usuarios caracterizado por la timidez, que encuentra en el ciberespacio la posibilidad de liberarse de la ansiedad producida por las relaciones sociales cara a cara, ganando en autoconfianza, dado el relativo anonimato que proporciona Internet.

Tratamiento

El primer paso es el reconocimiento por parte del afectado que se está <<enganchado>> y estar verdaderamente motivado para dejar el hábito. Podemos cuestionarnos si lo que se pretende es una abstinencia completa o bien un uso adaptativo de los servicios de Internet. Algunos signos de alerta son; la comprobación compulsiva del correo electrónico y la inversión de mucho tiempo y dinero en servicios on line.

Internet también ofrece grandes facilidades para la comunicación, que pueden captar los escasos recursos de aquellas personas menos dotadas para esta actividad. Resulta llamativo el gran número de personas que colocan sus anuncios pidiendo establecer relación vía email con cualquier persona. ¿No ocultarán estos anuncios importantes dificultades para relacionarse en la vida real?, ¿No podrá tratarse de personas con autoconceptos devaluados, que pueden empezar de nuevo en el ciberespacio?

La mayor parte de personas que buscan ayuda por su elevado uso de los recursos de la red lo hacen por indicación de sus jefes (recordemos que el derecho al anonimato no incluye las comunicaciones cuando se realizan desde el puesto de trabajo, por ello es posible monitorizar el tiempo de conexión y la naturaleza de los lugares visitados). Las personas que podemos sospechar que tienen problemas con Internet no se conforman con revisar si tienen correo electrónico, una o dos veces al día, o bien navegar durante una o dos horas como hacen la mayor parte de usuarios. Se conectan cada vez que pasan cerca de su ordenador, revisan su email de 20 a 30 veces al día y pueden permanecer conectados a la red durante más de ocho horas al día.

El mejor tratamiento debería ser la prevención de este tipo de problemas. En los grandes sistemas corporativos o universitarios no resulta difícil establecer mecanismos del tiempo de conexión de los diferentes usuarios, por lo que se considera factible realizar intervenciones precoces ante aquellos usuarios que realizan las conexiones más largas y frecuentes. No obstante deberá establecerse claramente en que condiciones se produce la conexión y las necesidades reales del usuario, por lo que recomendamos una actitud de exquisita prudencia.

En el medio personal y familiar debe confiarse en la propia sensatez de los usuarios, sin embargo pueden ser de ayuda los programas que monitorizan la conexión y que permiten programar alarmas cada cierto tiempo. También resultaría de gran interés un programa que se dedicara a controlar la duración de las sesiones, informando periódicamente al usuario y que, eventualmente, pudiera incluso interrumpir la conexión.

Los sujetos más proclives a sufrir problemas de este tipo son, una vez más, aquellos que ya presentan déficits específicos en sus habilidades de relación y comunicación. Por este motivo no debemos perder de vista el hecho de que muchos hipotéticos adictos no lo son más que de forma sintomática ya que su conducta en la Red rápidamente se normalizaría en el caso de mejorar las dificultades que parece estar soslayando el ciberespacio. De este modo, los adictos al IRC o al email, pueden mejorar súbitamente en el momento en que sus necesidades de comunicación en la vida real aumenten o bien cedan las circunstancias que las restringen. Esto suele ocurrir con frecuencia en personas autistas o con síndrome de Asperger.

Los problemas con Internet aparecerán en el momento en el que sus usuarios deben sacrificar actividades rutinarias (estudios, relaciones sociales, actividades laborales) para permanecer conectados o bien robar horas al sueño. A partir de ahí sus calificaciones escolares o rendimiento laboral disminuyen, muchas veces están demasiado cansados para acudir a sus obligaciones diurnas o bien para realizar sus deberes después de haber invertido parte de la noche en la Red. Algunos sujetos no se conforman con reducir el número de horas de sueño o de actividades, sino que llegan a eliminar comidas.

Existen dos factores que justifican el hecho de que los adictos no puedan permanecer sin conectarse:

  • El entretenimiento.
  • La comunicación.

Internet ofrece una inagotable fuente de entretenimiento, ya sea en el sentido más estricto del término, o bien satisfaciendo la curiosidad de sus usuarios. Sin embargo ello no es suficiente para mantener conectada a una persona durante prolongados períodos de tiempo. La mayor parte reconoce como escribiendo o tecleando se expresan mucho mejor que con la comunicación persona a persona, a ello hay que añadir la ventaja de poder crear un personaje a la propia medida y convertirse en el yo ideal de uno mismo.

La procrastinación: una epidemia de nuestros días

por Panama, publicado el

La procrastinación es un complejo transtorno del comportamiento que a todo el mundo nos afecta en mayor o menor medida. Consiste en postergar de forma sistemática aquellas tareas que debemos hacer, que son cruciales para nuestro desarrollo y que son reemplazadas por otras más irrelevantes pero más placenteras de llevar a cabo. Es asumida popularmente como simple "pereza". Afecta a multitud de perfiles (el ejecutivo que aplaza una y otra vez una reunión porque la prevee conflictiva, el estudiante que aplaza indefinidamente el estudiar para sus exámenes,etc.) y cada vez más se está convirtiendo en un serio de problema que afecta a al salud psicológica de los individuos y, por ende, a la salud social de una comunidad. La procrastinación es un fenómeno que se ha descubierto de tal complejidad que resulta difícil analizarlo, por las complicaciones que presenta en identificar sus orígenes así como las muchas relaciones causa-efecto que se realimentan entre sí. Todo esto dibuja un cuadro polifacético que resulta muy complejo de analizar. En este artículo sin embargo voy a intentar al menos "darle una puntilla" al asunto, con la ayuda de algunas referencias que existen dentro de la literatura científica sobre el tema. La procrastinación se manifiesta ante todo como una pésima gestión del tiempo. El "procrastinador" suele o bien sobrestimar el tiempo que le queda para realizar una tarea, o bien subestimar el tiempo necesario -según sus recursos propios- para realizarla. Éstos son solamente un par de los muchos autoengaños en los que el procrastinador incurre. Como veremos más adelante, una de las actitudes típicas de un perfil determinado de procrastinador es la excesiva autoconfianza., una falsa sensación de autocontrol y seguridad. Por ejemplo, imaginen que se nos da 15 días para presentar un informe. En nuestro fuero interno estamos convencidos que solo necesitaremos 5 días para hacerlo, incluso menos. En ese momento pensamos "hay tiempo de sobra, no es necesario ni siquiera empezar a hacerlo!". Y se posterga día tras otro una tarea que no solamente no nos ilusiona hacer, si no que, en cierta manera "ya hemos terminado" en nuestra mente confiada cuando ni siquiera hemos movido un dedo por ella. Al acercarse el plazo de entrega de forma peligrosa, de repente, nos damos cuenta de que no seremos capaces de cumplir con la tarea que se nos ha asignado. Entonces pensamos "No tengo esto bajo control, no tendré tiempo!!" y comenzamos a trabajar en ello de forma atropellada, con una gran carga de estrés. En ese momento aparece en escena otro autoengaño, y es el aquél de "Solo bajo presión trabajo bien". Lógicamente, porque realmente no hay otra opción en ese punto!. Frecuentemente esta actitud y manera de proceder es típica de personas que confían mucho en sus posibilidades. Si, además, es realmente así -la persona tiene realmente esas capacidades- es posible que el final de la historia sea que aquella tarea se entregue en el plazo y con unos resultados óptimos. Esto envía un mensaje aparentemente erróneo al procrastinador ("mira qué nota he sacado a fin de cuentas!") que observa como ha obtenido una recompensa a su forma estresada de trabajar; por lo que reiterará en su conducta, aunque ésta siempre le traiga ansiedad y problemas en general. Los causas o motivos que pueden llevar a una persona a padecer de procrastinación son tan diversos y complejos que resultaría muy correoso plasmarlos en un solo artículo. Hay personas que "procrastinean" de resultas de un estado depresivo (la depresión conduce a estados de letargo). Otras en cambio son amantes del perfeccionismo, y ésto las priva de empezar a realizar proyectos porque temen que no podrán hacerlo tan perfecto como ellas desean, y por lo tanto pierden la motivación. También una baja tolerancia a la frustración ayuda a "dejar las cosas de lado", por miedo a que nos desborden y por tanto por miedo a cómo nos sentiremos entonces. Otro perfil muy distinto sería el de aquellas personas muy activas que disfrutan gestando ideas, pero que no pueden finalizarlas porque enseguida se distraen generando ya la siguiente; y postergan así decenas de tareas que obviamente no tienen tiempo para completar. Y eso solo mencionando una minúscula porción de los muchos perfiles de procrastinador que se pueden encontrar. Seguramente usted que está leyendo estas líneas se haya visto identificado en alguna de las frases de este artículo. Se habrá recordado a sí mismo leyendo el diario en la oficina con una lista de tareas por hacer, yendo a la cafeteria justo en el instante en que se propuso empezar un proyecto, navegando por internet mientras su teléfono sonaba con un cliente/jefe incómodo al otro lado llamando... etc. El hecho de que sea un mal muy extendido y que se trate de un fenómeno de por sí fascinante por su complejidad y riqueza de matices, hace que merezca la pena su estudio, tanto a nivel académico -que ya se viene realizando- como a nivel individual y colectivo. Si así lo cree, le agradecería que invirtiera unos segundos en dejar un comentario a este artículo con sus reflexiones y peticiones de continuidad de este tema en Society of 2000. Con la venia de su propia procrastinación, por supuesto ;-P Actualización: segunda parte: cómo afrontar la procrastinación


Procrastinación: es el arte de dejar todo para después. ¿Alguna vez te ha pasado que tienes que hacer algo y lo dejas para otro día? ¿Que tienes que tomar acción hoy y lo dejas para mañana? Esta habilidad de dejar las cosas para otro día, o nunca hacerlas, se llama procrastinación.

Si eres de las persona que día a día cae en la procrastinación, tengo una buena noticia, y es que en este artículo, te voy a enseñar tres pasos para vencer a la procrastinación.

Lo que marca la diferencia entre las vidas de las personas exitosas y las fracasadas son los hábitos que tienen día a día, y los hábitos son las acciones que emprenden constantemente.

Una persona de éxito tiene hábitos que lo llevan a tener éxito, al contrario que una persona fracasada, cuyos hábitos lo conducen al fracaso. La procrastinación, sin duda, es un hábito que te aleja del éxito y te acerca a la mediocridad.

La Procrastinación Es El Enemigo Del Éxito

Tú sabes lo que tienes que hacer para lograr la felicidad y el éxito. Sin embargo, no lo haces debido a que la procrastinación se ha convertido en un mal hábito en tu vida.

Es importante que desarrolles la disciplina para tomar acción. Puedes tomarte un tiempo para pensarlo, no obstante, ese tiempo tiene que ser específico, porque si no lo es, caerás en la procrastinación.

Recuerda que si no has logrado lo que quieres lograr, significa que no estás haciendo las cosas que tienes que hacer para lograrlo. Y tú lo sabes, si reflexionas por un momento, sabrás que eres preso de la procrastinación.

Ahora que sabes que la procrastinación te tiene atado, lo siguiente que tienes que hacer es liberarte.

Tres Pasos Para Vencer La Procrastinación

Paso 1: practica la acción rápida. Es importante que practiques el hábito de tomar acción rápida, y esto lo puedes comenzar a hacer en tu casa. Todos los días decide realizar, como mínimo, cinco cosas sencillas y que normalmente no hagas, por ejemplo: bañar al perro, leer cinco páginas de un libro, realizar alguna actividad física de cinco minutos, tomarte un vaso de agua en ayunas. Cada vez que tomes la decisión de hacer algo, y lo hagas, estarás venciendo la procrastinación.

Este primer paso sirve para construir el hábito de tomar acción. Es algo sencillo y poderoso.

Paso 2: el mejor tiempo para actuar es cuando la emoción es fuerte. Cuando tienes un nueva idea y quieres hacer algo nuevo, tu emoción es poderosa. Sientes un impulso para actuar. Pero el mal hábito de la procrastinación te frena, y la emoción y las ideas te abandonan.

Si quieres hacer algo, ¡hazlo! El mejor momento para actuar es cuando la idea está fresca y la emoción es fuerte.

Por ejemplo: si en tu mente nace la idea de que quieres tener tu propia biblioteca, y la emoción es fuerte, busca en Internet y compra tu primer libro. Por supuesto que para tener una biblioteca necesitas muchos libros. Sin embargo, si no tomas acción, la procrastinación te habrá vencido, las ideas se te habrán ido, y la emoción desaparecerá; y el sueño que tuviste en algún momento de tener tu propia biblioteca se habrá esfumado.

En cambio, si actuaste y compraste tu primer libro, te habrás encumbrado hacia el logro de tu objetivo, y quizás dentro de 5 o 10 años, el sueño que tuviste de tener tu propia biblioteca sea una realidad.

¿Viste el poder de tomar acción?

Paso 3: celebra que tomaste acción. Cada vez que digas que vas hacer algo o sientas el deseo de hacer algo y lo hagas, ¡celébralo! Es importante que celebres que venciste la procrastinación. Date una palmadita en la espalda, siéntete orgulloso/a de ti mismo/a, regálate un masaje, sal a hacer algo que te gusta. Esto también es una forma de subir la autoestima.

Es importante que tu cerebro comience asociar tomar acción con placer, para que el hábito de tomar acción sea por completo parte de tu vida.

Ahora ya conoces tres pasos para vencer la procrastinación, ponlos en práctica y verás como tu vida cambia por completo.

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Gracias
Te escribió Diego Lossada

El síndrome del estudiante es un concepto intoducido por Eliyahu M. Goldratt, en su libro Cadena Crítica.1 Se refiere al fenómeno por el cual las personas comienzan a dedicarse seriamente a una tarea que les fue asignada solamente cuando la fecha de entrega se acerca. Más específicamente, en los primeros dos tercios del período asignado para la tarea avanzan un tercio del trabajo, y en el último tercio “aceleran” y finalizan los dos tercios restantes. Esto sucede típicamente cuando un estudiante está preparando un examen, de ahí el nombre.2

El síndrome del estudiante es una forma de procrastinación, que por lo general incluye más de un plan de actuación y las intenciones de fondo son buenas y sinceras. Por ejemplo, si un estudiante (o grupo de estudiantes) se dirige a un profesor para pedirle una prórroga para algún trabajo, por lo general defenderá su solicitud en base a las mejoras que sufrirá su proyecto al poder dedicarle más tiempo, con intenciones sinceras. En realidad la mayoría de los estudiantes tienen otras tareas añadidas en el momento en que tienen la firme intención de comprometerse a mejorar su proyecto. Al final, a menudo terminan en la misma situación que al principio, deseando tener más tiempo a medida que se acerca el plazo y sufren nuevos retrasos.

El síndrome del estudiante se puede explicar comprendiendo el mecanismo de la memoria humana; la memoria a corto plazo se desvanece con el tiempo, y por lo tanto el estudio intensivo (empollar) en el último momento permitirá que más cantidad de datos afloren y se recuerden durante el examen, a pesar de que esta circunstancia no favorece los mecanismos de la memoria a largo plazo, por lo que el rendimiento será significativamente inferior respecto al estudio programado que explota el repaso espaciado.

Ley de Parkinson

El síndrome del estudiante está relacionada con la Ley de Parkinson que dice que "cuanto más tiempo tienes para realizar una tarea, más tiempo tardas en completarla".2

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“Lo que conduce y arrastra al mundo, no son las maquinas, sino las ideas”

VICTOR HUGO

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