Economía de la Fuerza es ahorrarse los arrebatos negativos.
Moverse tácticamente dentro de una estrategia.
No es políticamente correcto decirle al electorado que somos
una sociedad mayoritaria de boludos jugando al juego de la política como a
jugar a ser el técnico de la selección de fútbol en el mundial de Rusia 2018
Pero hay circunstancias críticas que ameritan que digamos lo
que pensamos.
Política, Deporte, Cultura y Sociedad.
En política como en el fútbol actual, cambiamos figuritas e
imploramos el éxito. ¿Acaso necesitamos un Messi salvador o un Maradonna
extraordinario o un Ronaldo inspirado como Intendente?
Enojarnos, agredirnos y discutir sin escuchar, no nos llevará
a la solución para nuestras insatisfacciones, nos llevará a más caos.
La innovación para salir de una crisis prolongada y casi
estructural requiere de un sistema y una plataforma estratégica rica en
contenidos.
La parálisis voluntaria gradual en la que ha entrado Trelew
como sociedad colectiva tiene que ver con dos factores claves, la
ininterrumpida migración foránea no programada, incentivada ni controlada por
un lado, y el crecimiento en una zona de confort dependiente de la asumida
resignación gota a gota y día a día que nos impide ver la realidad concreta de
la situación de precariedades existentes.
Por ejemplo, no tenemos un rumbo fijo colectivo que nos
signifique como ciudad en algún aspecto distintivo sea en lo cultural, social,
productivo, deportivo o de recursos especiales suficientes. No somos hoy una
ciudad comercial exitosa ni, industrial en pleno apogeo, ni agro ganadera
consolidada, ni de servicios con capacidad sustentable, ni tampoco pudimos
generar como previsión un polo significativo de recursos propios en ningún
campo específico. Crecemos por inercia,
pero crecemos a lo tonto.
Como municipio somos altamente dependientes de un presupuesto
ajeno a nuestra propia recaudación. Poco a poco nos estamos transformando en
mendigos voluntarios sin capacidad de resiliencia para salir del círculo
vicioso que ha transformado una ciudad pujante en esto que resulta hoy en día.
También nos hemos convertido en una sociedad colectiva
irresponsable. A poco de detenerse en una instantánea desde una perspectiva más
elevada que la calle que caminamos, podremos darnos cuenta de que no tomamos
medidas en prospectiva hacia el futuro.
En cuanto a muchas cosas, la falta de tierra en reserva para el desarrollo
urbano, el destino de metrópoli que llevamos si seguimos creciendo hacia el
este o hacia el sur, la falta de inversión en la ampliación de infraestructura
de base y como de mantenimiento efectivo de redes de distribución de agua
potable y agua de consumo variable común para otros usos que no requieren alta
potabilización, disponibilidad de cloacas y vertederos como de flujos de
desagote sostenibles, el tendido subterráneo de líneas de telefonía, Internet o
energía que reemplace a la jungla de postes de madera y cemento actual, más el
entretejido de cables y elementos expuestos a la intemperie, pero,
fundamentalmente, las previsiones razonables de aportar al trabajo futuro, a la
demanda creciente de empleo sustentable y sostenible, a la creciente demanda
del derecho a techo, a una vivienda para todos, a pensar en un mercado interno
con capacidad de resistir los ciclos continuos de la economía provincial,
nacional e internacional.
No podemos ni debemos seguir sosteniendo la mala práctica de
crecer por crecer, dentro del esquema de hacer regular las irregularidades de
un sistema colapsado por las urgencias y por las emergencias. No se trata de un
problema exclusivamente de economía, es también propio de una falta concreta de
reacción colectiva para tomar decisiones que deben ser de todos en forma
preventiva antes que reactiva. No se puede como sistema de supervivencia
naturalizar las situaciones impropias mirando para el costado, la inseguridad
creciente, el tráfico cada vez más complicado en las arterias céntricas, los
espacios de estacionamientos, las usurpaciones, los basurales urbanos
autogenerados, los cortes de rutas por reclamos sean justos o no, son, el
resultado de no haber pensado y de no querer empezar a pensar entre todos.
Hablando de un sujeto colectivo y no particular, no podemos o
no debemos pensar en educación que sí estamos de acuerdo que es importante,
pero, que es de carácter individual y personal y hasta responsabilidad familiar,
debemos hablar de desarrollo pensado y crecimiento en valores compartidos de un
colectivo incluyente. En la identidad y significación de un colectivo diverso y
plural en un solo ente imaginario al cual pertenecer y una conducta colectiva
que lo pueda reconocer, defender e inculcar. Por ello, el tiempo es ahora, el
hoy no el mañana o cuando sea.
Sabiduría, coraje, templanza, justicia y solidaridad, se
estructuran como contenidos que, han pertenecido a otras generaciones en su
momento y la historia, cuenta, con generosidad de detalles cuales han sido los
caminos apropiados para salir de una situación en medio de una crisis.
Hay que crecer como sociedad y sobre todo, crecer en valores
compartidos.
Nuestra propuesta no debe ser la única propuesta al respecto,
sino, la que abra el debate e invite a la participación, por ello recomendamos repensarnos
desde un subsistema, encarar cuanto antes un Plan estratégico para Trelew, que
genere una agencia innovadora y correctiva de Desarrollo Local Sustentable y
coordine un foro permanente de proyectos que consensuar desde todos los
sectores involucrados en forma conjunta.
En nuestra percepción, la salida más atractiva es la empatía
que es un factor emocional, que estimule la participación desde lo deportivo,
social y cultural en forma organizada, permanente y desde la fortaleza de
atraer en cada disciplina y sector de la vida en urbanidad a los mejores y más
capacitados maestros sobre cada tema como, elementos de liderazgo y conducción
disparadores desde sus experiencias para que hagan el aporte de soporte a
nuestra propia discusión, ayuden a levantar la vara de los contenidos a un
nivel más productivo y de sentido común.
Pocas reglas y claras.
La instrumentación de un plan estratégico de corto, mediano y
largo plazo funciona como las reglas de un deporte.
No se prepara a un ciudadano para merecer el desarrollo
exitoso que desea, se prepara para que pueda hacer todo lo que hay que hacer
con foco y esfuerzo para lograr sus propias metas. El entorno, se convierte en
un entorno amigable cuando se estructura para acompañar los sucesos necesarios
de cada jugador, sea en lo profesional, laboral, deportivo, cultural, o
meramente social, debemos implementar el dosificar y poder regular el esfuerzo
ansioso de ayudar, es que para definir un subsistema operativo debemos entender
que su función como estructura y subsistema integrado no es hacer, es, hacer,
hacer. Que cada uno haga, lo que debe hacer.
Hoy tenemos muchos intentos individuales valorables, pero,
dispersos y no incluyentes, por lo tanto, sin impacto suficiente para cambiar
un estado de insatisfacción general amplificado por las circunstancias de un
entorno global que también se encuentra en pleno cambio ajustando sus propias
prioridades.
Para conocer más de la propuesta de los equipos técnicos del
FIAR Trelew, te invitamos a seguir nuestro grupo de facebook en “Yo y Trelew”,
o la página “Mas k”, o ver todos los vídeos en nuestro blog, citroenamarillo.blogspot.com
En twitter, @calafate
Comprometerse con el cambio es abrazar la innovación como
método y la actitud como elemento valorable.
Este es un mensaje de comunicación a partir de los trabajos
desarrollados por los equipos técnicos colaborativos de FIAR TRELEW, en la
provincia de chubut, República Argentina.
El próximo mundial de fútbol, será dentro de cuatro años, si
la ciudad de Trelew quiere participar en el próximo mundial de ciudades
emergentes con equipos de desarrollo local sostenible y exitoso, el equipo
debemos empezar a trabajarlo hoy. Ahora, ni mañana ni dentro de cuatro años.
Trelew necesita propuestas, empecemos a escucharlas, compartirlas o
discutirlas. Todos están convocados.
-.-
El salto cuántico de salir de sumergidos a emergentes y este escalón una vez logrado a
batallar por un lugar en el podio, es una misión plena de emotiva esperanza colectiva
cuando hay un sentido de pertenencia.
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