La comunicación es una construcción de realidades que se pueden percibir.
La tipología desafiante está en ascenso.
"Lo mio es mio y... Lo tuyo, también es mio!"
Los políticos hablan y hablan de la necesidad de trabajar en redes, asociarse, y capacitarse para enfrentar las crisis, pero, la realidad que nosotros como colectivo vemos en las organizaciones de base es que, articular con el Estado es como jugar al ping pong con alguien que no te devuelve la pelota.
TRABAJO PRACTICO:
Arma un collage de textos buscados en Internet con discursos afines a esta tipología
#DESAFIANTE
En 2018 hagamos política para las personas
El tono desafiante reemplaza a la sabiduría.
En Chubut no hace falta que les mencione cual fue el personaje que hizo
gala de esta mediocridad eficaz. Eficaz? Por supuesto, si sirve para ganar tres
veces no hay que quitarle el método la eficacia.
EL DISCURSO DE CHICANAS, AGRESIONES, MENTIRAS ABSURDAS, ABUSO DE FRASES
FUERA DE CONTEXTO ES SOLO EL RESULTADO POSIBLE PARA LLAMAR LA ATENCIÓN CUANDO
NO HAY IDEAS PARA UNA GESTIÓN, NO HAY IDEOLOGIA PARA EL RUMBO ELEGIDO Y NO HAY
TALENTO PARA ORGANIZAR TALENTOS…
Trump, Rajoy, Macri como podrán ver son una consecuencia mas que una
causa de la decadencia de la política para encontrar soluciones desde el
sentido común. La receta para sostener esta mediocridad, es la grieta. La
polarización, los enfrentamientos, la tiranía de las minorías, la fragmentación
de la sociedad y el hilo comunicacional preferido es el miedo. Un anclaje mas
que cultural, natural del ser humano. Da lo mismo Sevilla, que Trelew. Da igual
Londres o New York que Caracas o Buenos Aires.
Un comentario que elegimos de la “nube” que nos recolectan los
buscadores es este. El ejercicio consiste en cambiar los personajes de allá por
los de aquí.
La rebelión de los electores.
Por
que no nos quieren?
En 2018 hagamos política para las personas
Ni
en uno solo de todos los titulares más que probables aparecerá persona alguna,
de las que necesitan de la política y de las que, por desgracia, poco esperan de
la política
Soy consciente de que dicho así, política para
las personas, corro el riesgo de que el lector despache esta tribuna,
incluso antes de leerla, como una obviedad, una tautología o
una boutade más en este principio de año tan dado a los deseos buenos
e improbables. Sin embargo, creo que no hay reivindicación más justa para la
política de hoy, y creo que no habría consecución más revolucionaria para la
política de mañana.
Cualquiera de los analistas conspicuos que pueblan las
tertulias televisivas y radiofónicas ha podido probablemente constatar en estas
fiestas hasta qué punto se produce un divorcio absoluto entre los titulares de
la política protagónica y las preocupaciones de las personas de carne y hueso
con las que ha compartido celebración.
Ni la unidad del Estado amenazada, ni
el sorpasso de Rivera a Rajoy, ni la depresión de Pablo Iglesias, ni
la escalada del PIB o del IBEX, ni los misterios del Popular, han formado
parte, muy probablemente, de las conversaciones de fuera del plató televisivo o
del estudio radiofónico. Política y personas son hoy, por desgracia, auténticas
realidades paralelas. Casi un oxímoron, por paradójico que resulte.
Tomando los titulares que ha dado la política durante
2017, casi podemos anticipar los debates que la política dará durante 2018. Se
hablará del bucle separatista en Cataluña, de su alter ego en
Tabarnia, y de quién se llevará el gato al agua en la financiación de los
gobiernos autonómicos. Se hablará de la competición entre partidos y, aún más
jugoso, de la pelea intra partidos.
Se hablará de las conspiraciones en la corte de Rajoy,
de la última encuesta/apuesta de los poderes financieros por su héroe naranja,
del neo-estalinismo circular de Iglesias y sus confluencias a la baja, de los
pulsos de Sánchez y sus barones a propósito de las candidaturas para 2019, del
capítulo enésimo en la temporada enésima de las corruptelas de la derecha
capitalina…
Y se hablará del PIB recuperado, del IBEX musculado y
de la EPA remontada. Tendremos presupuestos sí, presupuestos no, presupuestos
depende, con pagos sí, pagos no, y pagos depende a los socios presupuestarios.
Nos contarán que vendemos un trocito más de nuestra Bankia, un trocito más de
nuestra AENA, y un trocito más de las autopistas que mal vendimos, que bien
compramos y que volveremos a mal vender…
Pero ni en uno solo de todos estos titulares más que
probables aparecerá persona alguna, de las que necesitan de la política y de
las que, por desgracia, poco esperan de la política. Esas personas son las que
sufren desempleo con demasiada duración, y las que sufren empleos mal pagados,
y las que sufren servicios públicos deteriorados, y las que sufren prestaciones
y subsidios recortados…
Son los mayores con pensiones que pierden año a año
poder de subsistencia, mientras aumentan los copagos, se alargan las listas de
espera en la sanidad y se multiplican las facturas de la luz. Son los jóvenes
traicionados por el sistema que les prometió un proyecto de vida a cambio del
esfuerzo en su formación, y que se ven forzados a elegir entre precariedad o
exilio, sin plantearse siquiera un futuro más allá del próximo contrato de tres
días…
Son las mujeres convencidas de que las promesas de
igualdad legal se han convertido en la trampa de la desigualdad letal. Porque
el pronóstico de una vida emancipada respecto al deber del cuidado familiar se
ha convertido en el diagnóstico de una vida multiplicada por el mismo deber del
cuidado familiar y la creciente desventaja en el entorno laboral. Y mientras
tanto siguen sufriendo desigualdad y discriminación, cuando no acoso, agresión
y asesinato.
Y son los niños, a los que roba el futuro el
empobrecimiento de sus padres. Y los propios pobres, desmentidos cada día por
los titulares de la recuperación virtual, pero enterrados cada día en el pozo
de la desigualdad real. Y los refugiados ignorados, y los inmigrantes
encarcelados, y los diferentes discriminados…
Pero qué aburrida puede resultar la política cuando
habla de los problemas aburridos de las personas aburridas…
Sí. Algunos estamos empeñados en eso, en la política
de las personas, por insólito que resulte en los discursos celebrados de
algunos políticos, en los titulares rutilantes de la prensa, en los totales
exclusivos de la radio o en las tertulias-trifulcas de la televisión.
Ese es nuestro improbable buen propósito para el año
nuevo.
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