Del Martin Fierro de Hernández al Martin Perro de Longobardi en Mitre. Una degradación visible del medio, el contenido y de la audiencia.
Y de Borges a Lanata, pasando por el cabaret de Tinelli para cenar ya borrachos en la mesa de la Legrand.
ENFOCARSE EN LO IMPORTANTE ES LA BALSA PARA SOBREVIVIR DEL NAUFRAGIO.
Nunca se necesitó tanto de la destreza narrativa del periodismo para influir la política como en esta época abstraída. Pero para conservar su lugar, el periodista como el periodismo deberán reinventarse por completo. No se trata de rediseños físicos o virtuales, de papel o digital, o de redacciones integradas, de tablets o móviles ni de nuevas tecnologías. Se trata de algo más hondo, que transforma su naturaleza misma: el periodismo deberá entender cómo funciona la atención humana (la mente humana) y aprender a conquistarla o seguirá perdiendo confianza y credibilidad de la mano de los propagandistas y publicitarios que le dan letra y los Editores que le bajan línea. Entonces habrá perdido el don de llamar la atención y por lo tanto, toda su carrera profesional.
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