Antes
de las palabras estuvieron los dibujos. Ahora los garabatos retoman el
poder con una forma nueva e innovadora de presentar proyectos o ideas:
el visual thinking, que vuelve a las raíces creativas del ser humano compartiendo ideas y explicando conceptos dibujando.
Para poder entender el nuevo recurso hemos hablado con Scott Matthews, el director creativo de Dachis Group, una empresa internacional experta en visual thinking basada en EEUU.
“Para mí, visual thinking es hacer lo abstracto
entendible: coger ideas, pensamientos y conexiones de la cabeza de una
persona y plasmarlo en algo sólido.”, dice Matthews. “Cuando
podamos convertir este tipo de cosas en imágenes dibujadas en una pared
las personas lo pueden ver, entender la conexión, comprender dónde va
conectado todo y se hace muy claro. Si tienes una conversación con
alguien y estás intentando explicarles cómo funcionaría algo, ellos
podrían decir ‘OK lo entiendo’; pero estás formando una idea en tu
propia cabeza mientras que ellos están formando otra en la suya. Si los
dos pudieseis ver lo que cada uno está pensando sería genial: pero cuando
una persona hace un dibujo, las personas que tuvieron esa conversación
tienen que ponerse de acuerdo con lo que más se acerca al mensaje que
ellos quieren expresar”, explica.
“Es lo mismo que cuando entras por la puerta grande de un
centro comercial, verás un mapa grande que te marca donde estás.
Comienzas a entender sin que te digan nada dónde tienes que ir y sabrás
lo que está pasando.”
El director creativo de Dachis Group tiene mucha experiencia trabajando con grandes empresas como Apple, Microsoft o Intel; él afirma que todos coinciden teniendo un mismo problema: la comunicación.
En algunos casos alguien tiene una visión y quiere que se haga
realidad, o quizás una compañía tiene un nuevo producto o plataforma que
lanzar, y les está costando hacer entender por qué es tan genial,
porqué habría que seguirlo y por qué habría que comprar el producto. “En
visual thinking puedes plasmar todos esos pensamientos
abstractos y procedimientos, convirtiéndolos en un dibujo que otras
personas podrán ver, seguir y entender”, afirma Matthews.
El visual thinking ayuda a los negocios, alineando su visión y la
dirección en la que van. Ayuda a los demás a entender lo que se quiere
hacer, lo que lleva a hacer un proyecto mejor y a hacer entender a los
empleados por qué debería importarles. “No se debe dejar en la
oscuridad a las personas, muchos de ellos tienen mentes creativas que
pueden ayudar a clarificar exactamente lo que quieres lograr; además si
eliminas el misterio eliminas las preocupaciones para que puedan hacer
bien su trabajo,” aconseja Matthews.
“Quizás veas una obra que tiene un cartel con una
ilustración, una visión de un artista sobre los planos que te indica
cómo el edificio o la construcción se podrá ver cuando esté acabado. Esto también es visual thinking. Alguien te está diciendo ‘vuelve, tendremos algo para ti –mira, aquí está’”.
“Visual thinking funciona a cualquier nivel de cualquier compañía”,
dice Matthews. “Intentas meterte dentro de la cabeza de alguien: tu
comprador clave, el vicepresidente de una compañía al que quieres
dirigir tu proyecto, un estudiante que busca Universidad, inversores
para financiar tu idea… es jugar al role play como un cliente
potencial. Todo esto se hace para poder crear un mapa visual y saberlo
todo sobre tu audiencia”, apunta.
“Las palabras por sí solas pueden transmitir algo de
entendimiento, las imágenes solas quizás aporten un poco más dependiendo
de la calidad, pero las palabras y las imágenes combinadas darán una
información concisa y harán que la información sea retenida”.
El reto más grande, según Matthews, son los empleados. “Lo que la gente piensa primero es ‘qué es lo que saco yo de esto’.
El gran reto es sobrepasar eso y separar a tus empleados de los
consejeros delegados y tus clientes y asegurarte de que sobrepasen ese
primer pensamiento. El mejor diagram del mundo no podrá garantizar que
todo el mundo esté de acuerdo”. Para él, lo más importante es que todo
el mundo esté alineado, pensando lo que pueden hacer por la compañía y
preguntar cómo pueden ayudar.
“Haz siempre la pregunta: ¿por qué me importa? Alguien me
puede decir: Scott, voy a empezar una compañía. Yo podría decir: ¿Y por
qué me importa? Entonces esa persona podrá decirme algo más y yo podría
decir: wow, eso me ayudaría con esto, puedo usar esto.
Los negocios fracasan durante los primeros seis meses a un año porque no
tienen un buen masterplan, porque no han hecho lo suficiente para
destacar”.
Los visual thinkers tienen que aprender la historia de la
compañía antes de contarlo. Utilizan métodos bastante periodísticos:
hacen preguntas para poder ayudar a las compañías. Matthews
dice que muchas veces se encuentran ante el rechazo de algunas personas.
“Es muy difícil pedirles a personas ocupadas que pasen un día entero
contigo”, dice el director creativo, “aunque es gratificante ver a esas
personas que muestran rechazo hacia el ejercicio realmente cambiar de
opinión,” añade.
El éxito de esta técnica está garantizada hasta para las startups del futuro. Matthews
apuesta por utilizar el visual thinking para poder plasmar de forma
sencilla un nuevo proyecto a todas las personas relevantes, una
inversión que sin duda muchas startups querrán realizar.
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